jueves, 24 de febrero de 2011

Tijeras en mano

Rememorando el día en el que me di cuenta de que la cajita que pensé que había conseguido abrir tenía cientos de candados por detrás.

Mañana, gentecilla, me voy a Almería a pasar el puente. Volveré el lunes o el martes si mi vida no llega a su fin mientras estoy allí.
He suspendido dos asignaturas. No ha sido un estrepitoso fracaso (como de costumbre) pero este cuatrimestre me esperaba aprobarlo todo. Lejos de deprimirme, he descargado toda mi frustración en mi pelo tiñéndomelo de azul. Ha sido un fracaso absoluto ya que mi pelo se ha vuelto un rebelde sin causa y ha decidido no coger el tinte pero decolorarse de puta madre. Lo que se puede resumir en pelo blanco y verdoso.

Ahora no tengo nada sobre lo que descargar la ira por mi pelo horriblespantoso. Puedo ser una artista frustrada y dedicarme a pintar. O incluso a escribir textos mediocres en los que expreso mi frustración porque mi amada se marchó (que mi amada viene siendo el dinero que me he dejado en tintes y decolorantes)

Ay, señor, que disgusto...

Pero la maleta hecha y cerrada que veo nada más girarme hace que sonría y me sienta mejor. Por lo menos sé que alguien me verá bonita igualmente.


Ahora marcho a comprobar el horror desencadenado en mi pelo. Hoy me he teñido dos veces, dos. Como el segundo tinte no haya surtido efecto mañana apareceré sin pelo.

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