martes, 28 de septiembre de 2010

Septiembre

Ayer lei un texto de mi amiga Zoe que hablaba de septiembre y me hizo pensar bastante. Se asemeja bastante a lo que yo pienso. El año no empieza en enero, empieza en septiembre. Y se puede decir que ya ha pasado un mes de este nuevo año. Octubre casi ha llegado, quedan casi dos semanas para mi cumpleaños y hoy me he puesto a hacer balance.

A mediados de septiembre comenzó mi locura, otra vez. Locura progresiva. Siempre alerta. Demasiado. Y si no descansa la mente, el cuerpo tampoco. Era la época de aferrarse a las cosas, época de demasiados cambios bruscos. El primer corte de pelo que me llegó a gustar. El deseo irrefrenable de "querer cambiar", todos los días el mismo pensamiento. Al final nunca cambiaba. Era reconfortante pensar que habías avanzado un poquito como persona pero luego te dabas un duro golpe cuando veías que habías avanzado, sí, pero en otra dirección. Hacia abajo, no hacia delante.
Era una época en la que todo empezó a oler de otra manera casi sin darme cuenta. En mitad de la locura, mariposas amarillas y calcetines naranjas. Café. Recuerdos de pies descalzos y de risas mañaneras. Innuendo en el corazón. Lluvia sobre mi. Respirar profundamente. Arriba, arriba. Luces deslumbrantes. Y yo, temblando.

Palabras bonitas susurradas entre sábanas. Todo mentira. Y así fue como una ráfaga de viento se llevó las mariposas, se llevó la última canción de amor en este pequeño planeta. Y yo me quedé completamente sola en un páramo desolado. Y ahí estaba yo, en una espiral de dolor y frustración. Todo me daba asco. Yo, tú, ella, nosotros, vosotros, ellos. Absolutamente todo lo que me rodeaba era espantoso. Y yo era la reina de los estúpidos. La vida carecía de sentido.
Poquito a poco conseguí estabilidad dentro del caos. No tenía un camino, pero tenía puntos de apoyo. Más de los que creía.

Hasta que, de repente, otra vez. ¿Por qué? Mariposas en mi vientre, garabatos sin sentido en esquinas de folios manchados de apuntes. La música. Que maravilloso es escuchar música y no querer que tu vida termine antes del estribillo. Me encanta el brillo de mis ojos, me duele la cara de sonreir todo el día. Adoro como sonríes, adoro como me haces reir. Lo amo todo de tí.
La vida sigue dándome patadas. Conversaciones junto a un cementerio. Algo me araña el alma. Poco a poco, poco a poco.
Una nueva explosión. Joder, hostia, puta. Odio estar enfadada. No me gusta estar enfadada. Por favor, dejadme en paz. Déjame en paz.

Estrechos cubículos donde reciclamos besos. Que dolor tan precioso. No quiero darme cuenta. No quiero decirlo, no me hagas sentirme así. Estoy enamorada. Mierda. Ya lo he dicho.
Ahora adoro estar así. Escribirte desde otro país. Calor. Pasar calor. Es maravilloso. Eres maravilloso...

Y dentro de poco empieza octubre otra vez.

Un octubre, espero, con llamadas, reencuentros, risas, cariño, conciertos y con tu mano sujetando la mía.

No hay comentarios: